La vulvovaginitis se define como la inflamación de la vulva y vagina. Los síntomas principales son:
- Leucorrea: secreción vaginal de color blancuzco.
- Prurito: sensación de picazón que provoca el deseo de rascar la piel. Se puede presentar sin una erupción o con lesiones en la piel. En ocasiones, se siente como dolor porque las señales de la picazón viajan a través de las mismas vías nerviosas.
- Disuria: dolor o la molestia al orinar, generalmente en forma de una sensación de ardor intenso.
- Dispareunia: dolor genital persistente o recurrente que ocurre justo antes, durante o después de tener relaciones sexuales.

La vulvovaginitis es uno de los motivos más frecuentes de consulta ginecológica y dermatológica.
Cuando se habla de vulvovaginitis de repetición, el manejo de las pacientes se complica a menudo debido a una larga anamnesis de tratamientos inadecuados, ya que generalmente parten de un procedimiento de diagnóstico incompleto.
Por esto, es fundamental realizar una historia clínica detallada y minuciosa en la que se consideren las manifestaciones clínicas (escozor, picor, dolor y dispareunia), existencia o no de leucorrea y las características de la misma (color, cantidad, consistencia y olor), localización de los síntomas (vulva, vagina o ambas) y curso de los mismos (continuo o en brotes), tiempo de evolución y factores desencadenantes (estrés, menstruación, infecciones, antibióticos y relaciones sexuales).
También se debe preguntar por episodios previos, así como el diagnóstico y los tratamientos realizados. Se debe hacer un interrogatorio sobre el tipo y frecuencia de las relaciones sexuales, existencia de síntomas en la pareja y si esta ha realizado tratamiento anteriormente. Por último, hay que considerar también la repercusión psicológica y la limitación en la calidad de vida que los síntomas producen en la paciente.